Construyendo la Riqueza
“La Mente fija limitaciones, pero el corazón las sobre pasa”
Gabriela Brimmer, ejemplo de dignidad.
Un día como cualquiera se puede convertir en “Un día especial” ¿Por qué? Si todos los días hacemos lo mismo, levantarnos, arreglarnos, medio desayunar y salir corriendo a “trabajar” … pero, ¿qué hace que un día sea más significativo que otros días?, podría haber infinidad de respuestas, todo “depende del cristal con que se mira”, sin embargo, hoy he aprendido y reafirmado el por qué es esencial mi trabajo… el “por qué” es tan importante … el “por qué” simplemente es diferente, y la razón es que el día me lo hacen las personas que se superan, que se levantan, que tienen proyectos, que piensan, que expresan, que aportan, que me dejan una enseñanza de la vida personal, social y laboral.

Hoy dos colegas agentes, me enseñaron que, como dice un párrafo en el libro de “Liderazgo con Alma”: …”corazón, esperanza y fe”, enraizados en el alma y espíritu, son necesarios para que los administradores-agentes de hoy se conviertan en los líderes del mañana… trascendiendo los límites personales y profesionales.
Ciertamente porque cada quien vive la vida profesional como la quiere percibir: con entusiasmo, con coraje, con entrega, con pasión en lo que se hace, es decir, sentirse personas exitosas, verse como personas exitosas, pero sobre todo, actuar como personas exitosas.
De acuerdo al libro “Construyendo tu Riqueza” los profesionales cumplen con las características de la gente exitosa:
- El pensamiento positivo. Fe en uno mismo.
- La gratitud. Asombro y reconocimiento.
- Saber perdonar. Volar sin carga.
- Tener una visión poderosa del futuro. Ideas y sentido.
- La decisión de cumplir la palabra. Audacia y responsabilidad.
- Pasión y amor por lo que se hace. Entrega y enfoque.
Es por eso que el trabajo diario no debe ser pesado, ya que cuando visitamos a nuestros clientes perciben nuestro estado de ánimo, y si usted se siente decaído, el prospecto lo sabrá de inmediato, por la forma en que le preguntamos, platicamos y sobre todo, porque quizá no escuchemos verdaderamente sus necesidades.